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3.11.10

De Cuba (Mes H) 

Finalmente, señalaremos el intento de articulación, en los primeros años de la década del ’70 de varios plásticos argentinos en un movimiento regional latinoamericano. En 1972 y 1973 se realizaron dos encuentros que congregaron a plásticos de varios países del continente (en La Habana, Cuba). Tuvieron como eje general la búsqueda de una estrategia frente a la “penetración cultural imperialista” en América Latina.

En, 1971, Casa de las Américas de Cuba y el Instituto de Arte Latinoamericano de la Universidad de Chile, habían firmado un documento denominado Declaración de La Habana, convocando a los artistas a un Encuentro de Plástica Latinoamericana. El mismo tuvo lugar en La Habana, en mayo de 1972 y fue precedido por un “Encuentro de artistas plásticos del Cono Sur”, organizado por el Instituto de Arte latinoamericano, dependiente de la Universidad de Chile, instituto que dirigía Miguel Rojas Mix, y donde se desempeñaban como investigadores el argentino Aldo Pellegrini y el brasileño Mario Pedroza. Ellos dos eran parte, a poco de comenzando el gobierno de Salvador Allende, del contingente de intelectuales latinoamericanos que estaban viviendo en Chile para contribuir al proyecto político de la Unidad Popular.

El temario del Encuentro de Plástica Latinoamericana en La Habana incluía dos ejes generales: la responsabilidad del artista en el proceso político del continente, y la estrategia cultural a llevar a cabo en relación a las instituciones (Bienales, Premios, Concursos y Becas).

El Encuentro elaboró una declaración de solidaridad con la lucha del pueblo vietnamita y concluyó con la inauguración de una exposición de plástica contemporánea con más de doscientas obras de artistas de la región. Asimismo, de allí surgió un “Llamamiento a los artistas plásticos latinoamericanos”. Encabezado por un repertorio de citas fundantes de José Martí y Simón Bolívar, de Marx y de Che Guevara, el documento destaca acontecimientos regionales y mundiales que desde la década del sesenta caracterizaban un proceso latinoamericano convulsionado por la lucha antiimperialista y revolucionaria, factores que influyeron sobre la tradición cultural y colocaron en primer plano las discusiones sobre la función del arte. En ese marco, toma partido por el protagonismo del artista latinoamericano en las luchas políticas, en la búsqueda de un arte revolucionario, que superara las limitaciones esteticistas y elitistas promovidas por los valores del imperialismo y las burguesías locales. Consideraba como tarea prioritaria del momento histórico, el asumir en forma activa y eficaz la conciencia revolucionaria e identificarse con la militancia política revolucionaria.

El documento culmina insistiendo en el “vínculo práctico” de los artistas latinoamericanos con las luchas populares como contribución al surgimiento del “hombre nuevo” anunciado por el Che Guevara.

LONGONI, A., MESTMAN, M.: Del Di Tella a “Tucumán Arde”. Vanguardia artística y política en el 68 argentino. Buenos Aires: Eudeba, 2008, pp. 264-265.

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