PERIFÉRICOS

Las acciones de ETA se produjeron en la madrugada del lunes 26 de junio, con la voladura del monumento al General Sanjurjo y el miércoles 28, con la colocación de una bomba bajo el coche de un funcionario junto al Gobierno Civil de Pamplona. Pero un comunicado, aparecido en Hautsi un mes más tarde puntualizaba: “A partir el momento en que tanto los artistas participantes (parte de ellos), como los asitentes a los encuentros, comenzaron su protesta ante la prohibición de coloquios, supensión de éstos, censura de obras, cambios imprevistos de programa, presencia casi masiva de grises del cuerpo especial “antisubversión”, caída “accidental” de la cúpula neumática, etc… ETA dejó de actuar por considerar que era a ellos (creadores y receptores de la obra de arte) a los que les correspondía, en último término, terminar con la farsa”. “ETA dejó de actuar”. Y también advertían de la finalidad y los logros de su intervención: “Si no hemos conseguido suspender los Encuentros, sí hemos conseguido radicalizar las posturas. Así hemos podido comprobar qué artistas están al servicio de la burguesía y quiénes a favor de una cultura popular”. Es importante señalar que, aunque en un contexto de lucha obrera no directamente relacionado con los Encuentros, ETA secuetró seis meses después del final de éstos a Felipe Huarte, presidente del grupo Huarte y Cia, en apoyo a las reinvidicaciones laborales de la plantilla de Tornifasa.